MI BEBÉ MUERDE, ¿QUÉ PUEDO HACER?

Los bebés tienen una etapa en la que exploran todo con su boca, por lo que se meten a ella cada objeto que esté a su alcance, incluso los mordisquean un poco, el pezón de su madre no es la excepción.

Pero cuando cumplen 2 o 3 años de edad aprenden a morder y no con la intención de explorar sino de expresar sus sentimientos, frustraciones y deseos, de llamar la atención de adultos o demás personas a su alrededor, o para controlar ciertas situaciones.

Pon límites y hazlos sentir protegidos

Es importante poner límites y manejarlo de forma inteligente, debemos hacer que nuestro pequeños se sientan protegidos, explicándoles que nadie los amenaza. La clave es mostrarle siempre el comportamiento correcto, como compartir los juguetes, dar las gracias, o enseñarle con palabras o expresarse mejor sobre lo que siente.

Emplea frases cortas y simples

Debemos emplear una frase como “¡No se muerde!” o “¡Si muerdes, lastimas!”. Algo simple corto y sencillo para que el niño comprenda. Debemos dejar en claro que morder está mal, pero evitar darle explicaciones largas o complicadas hasta que tu pequeño sea capaz de comprenderlo mejor.

Es importante dirigir la atención a la persona que recibió la mordida, en especial si se trata de otro niño, sin embargo no debemos dejar de lado a nuestro pequeño, ya que muchas veces no se da cuenta de que está lastimando. Consolarlo lo ayudará a sentirse protegido sin embargo, no intentemos reforzar esta conducta negativa si muerde para llamar la atención.

Suma actividades para distraer a tu niño

Un secreto para evitar esta conducta es distraer a los pequeños, si el nivel de emociones y de energía está muy elevado o si el niño está aburrido, intenta poner la atención de tu pequeño en una actividad entretenida y positiva, como bailar o jugar con música, pintar o realizar algún juego divertido.

Para lograr crear un ambiente sin mordidas es importante mantener la calma, resolverás la situación con más rapidez, hablando de forma tranquila y pacífica con nuestros hijos lograremos que sean capaces de comprender su error y de manejar sus emociones de mejor manera. ¡Seamos el ejemplo!

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